ALFONSINA STORNI, Lugaggia, cantón suizo de Ticino, 1892 – Mar de Plata, 1938.
LA INQUIETUD DEL ROSAL (1916)
EL TEMPLO INMENSO
Subir a lo más alto, hasta la cumbre
De la montaña, grito de la tierra,
Y en la gloria de luz de un plenilunio
Desatar la garganta en un concierto
Hecho de notas bellas.
Cantar, cantar, arriba, sobre todos,
Cantar para la luz y la montaña,
Poner en su armonía la armonía
Que se siente fluir de la garganta.
Dejar la inspiración que tome vuelo
Sin compás, como el verso que no sabe
Rimas sin disonancias.
Libertad en el canto, libertad,
Más libertad aún, toda la que haya,
¡Yo quiero así cantar!
¡Y será mi oración, como el sollozo
De todos mis dolores, como el grito
De todos mis martirios; llegarán
Al violoncello puesto en mi garganta
Mis rebeldías rojas, como sangre!
¡Y será mi oración toda de gracias,
Por la bendita gloria de vivir
Qué ríe en mis arterias!
¡Y será toda dulce, como el beso
De mi boca a la boca misteriosa
E inmensa de la Nada!…
Y rodando en la noche irá mi canto
Sin orden, como yo, hasta las cosas
Que nadie explicará…
¡Quizá sepa un poeta de esas voces
Que pugnan por hallar en la garganta
La nota Wagneriana!

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