
XVIII
¿De dónde te salió esa sangre fría?
que viéndome llorar de esa manera,
aun sabiendo el daño que me hacías
y no siendo, sino la vez primera
que contigo a gusto me sentía.
Succión de madrugada, a sangre fría,
la sangre de mi alma derramada.
Mamaron de mis pechos tus mentiras,
disfraces de pasión, cruel osadía
que desarmó a mi alma enamorada.
Los restos del amor de la agonía
murieron esa noche en mis entrañas.
Dolor quedó tras despertar el día.
¿Cómo voy a sentirme hoy desalmada
y mi alma va a escribirme poesía?