RETRATO DE LORCA EN LAS HOGUERAS DE AGOSTO
Vivo que te quiero vivo
sobre el olivo sagrado,
no a dos metros bajo tierra
ni por la tinta enterrado.
Vivo que te quiero vivo,
bien vivo en este retrato
que en las hogueras de agosto
con mis palabras levanto.
Tu pelo es la noche negra
de Nueva York y los charcos
donde palomas sin paz
beben la lluvia del llanto.
Tu frente es la arena amarga
del coso triste en que Ignacio
derramó la sangre hermosa
de las fuentes de su mármol.
Tus cejas los dos caminos
que de pronto se cerraron
muy cerca de tu Granada
bajo un olivo asustado:
uno el camino del fuego,
otro el camino del canto,
y los dos como dos cauces
de dos ríos apagados.
Tus ojos son dos mañanas
con dos soles calcinaos
hartos de alumbrar las sombras
de muertos enamorados.
Tus orejas caracolas
donde resuenan los mágicos
gemidos de la guitarra
entre palmas de gitanos,
laberintos de sonidos
donde se pierden los pájaros
entre explosiones de frutas
y relinchos de caballos.
Tu nariz un tobogán
para el clavel y el geranio
y para el ácido triste
de la herida a navajazos.
Y cuando llego a tu boca
para cerrar tu retrato,
sé de pronto que estás muerto
como te quieren los fatuos,
los que levantan su nombre
a fuerza de estar nombrando
el tuyo, buen Federico,
madera de sus andamios.
Vivo que te quiero vivo
sobre el olivo sagrado.
por eso cito tu boca,
boca de labios cerrados,
para decir las palabras
que gritaron en tus labios:
Nunca os dejéis dominar
con la voz de los balazos;
la vida sabe a injusticia
y el hombre oficia de hermano
cuando la verdad se dice
con corazón y con manos.
ESTEBAN CONDE
Mas den Gall, 19-agosto-1986
Poema extraído del n° 35 de la revista MANXA, publicada en diciembre de 1986 por el Grupo Literario Guadiana. Ciudad Real.

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