
Sueños…
Llovía.
¿Cómo no iba a estar lloviendo?
Seguro que tenía el alma en vilo.
Y tu mirada salía corriendo.
Se nos rompía el rojo hilo.

¿DESEAS QUE TE AMEN?
¿Deseas que te amen? No pierdas, pues, el rumbo de tu corazón. Sólo aquello que eres ha de ser y aquello que no eres, no. Así, en el mundo, tu modo sutil , tu gracia, tu bellísimo ser, serán objeto de elogio sin fin y el amor… un sencillo deber.
Edgar Allan Poe
